viernes, 26 de marzo de 2010

Discurso pronunciado en 1970

Sentaos.

Quiero que recordéis que ningún bastardo ganó jamás una guerra muriendo por su patria. La ganó haciendo que otros pobres estúpidos bastardos murieran por ella.

Muchachos, todas esas historias de que América no quiere luchar, que pretende estar al margen de la guerra, son un montón de estiércol. A los americanos por tradición les entusiasma luchar, todo verdadero americano ama el acicate de la pelea. Cuando erais niños todos admirabais a los campeones: al corredor más veloz, a los ases del futbol, a los boxeadores mas duros. Los americanos aman al ganador y no pueden soportar al que pierde. Todo americano juega siempre para ganar, yo no apostaría el pellejo por un hombre que estando perdiendo, se riera. Por eso los americanos nunca hemos perdido ni perderemos una guerra, porque la sola idea de perder nos resulta odiosa.

Ahora nuestro ejercito es un equipo, vive come, duerme y lucha como un equipo. Todo eso de la individualidad es solo basura. Los que escribieron esa majadería sobre el individualismo para el Saturday Evening Post no conocen de una verdadera batalla más de lo que saben de fornicación. Ahora tenemos la mejor comida y equipo, el mejor espíritu y los mejores hombres del mundo.

Todos sabéis, y es la verdad, que compadezco a esos pobres contra los que vamos a luchar, por Dios que así es, ya que no sólo vamos a disparar contra ellos, ¡nuestra intención es arrancarles las entrañas y usarlas después para engrasar las ruedas de nuestros tanques, vamos a matar a esos miserables por millares!

Bien, algunos de vosotros estáis dudando de si tendréis miedo bajo el fuego, eso no debe preocuparos, estoy convencido de que todos cumpliréis con vuestro deber, los contrarios son el enemigo, ¡cargad contra ellos, derramad su sangre, disparadles en el vientre! Cuando pongáis vuestra mano sobre una masa informe que momentos antes era el rostro de vuestro mejor amigo… ya no dudaréis.

Deseo recordaros otra cosa, no quiero recibir ningún mensaje que diga: “estamos aguantando nuestra posición”. ¡No aguantamos nada!, ¡que aguante el enemigo!. Nosotros avanzamos constantemente y no tenemos ningún interés en aguantar nada excepto al enemigo, vamos a agarrarle por la nariz y a darle un puntapié en el trasero, ¡a patadas enviaremos a esos desgraciados al infierno acabando así con ellos en un santiamén!

Bueno, sin duda habrá algo que podréis contar cuando volváis a vuestras casas, y dar gracias a Dios por ello, y si dentro de treinta años sentados junto al hogar y con vuestro nieto sobre las rodillas, él os pregunta qué es lo que hicisteis en la Guerra , no tendréis que contestarle: “pues... acarreé estiércol en Louisiana”.

Bien, ahora, hijos de perra, ya sabéis cómo pienso. Ehh... estaré muy orgulloso de dirigiros en esta lucha muchachos, siempre y en todo lugar.

Esto es todo.

jueves, 25 de marzo de 2010

Dos bellas canciones de los 70's

Ahora sólo música bella de los 70´s, espero la disfruten




martes, 23 de marzo de 2010

Pónganle nombre

El año 1869 dio testimonio del nacimiento en un modesto pueblo dentro de los límites del estado de Hidalgo. Entre juegos infantiles y horas de estudio se hizo joven el niño de “ojos grandes, expresivos y fisonomía inteligente”, desarrollo dos cualidades que brotaban en él de manera natural: facilidad para la aritmética y devoción por la lectura. Con ambas virtudes, el camino hacia el Colegio Militar se abrió ante sus ojos, y en 1898 era considerado el oficial más inteligente y culto del ejército mexicano.

Militar humanista. Se le veía con frecuencia recorrer los pasillos del Castillo de Chapultepec con su característico “aire meditativo” cargando sus libros y manuales del arte de la guerra, siempre con algún clásico de la literatura o del pensamiento universal: Platón, Montesquieu, Rousseau, Maquiavelo, entre otros. “Me encantaba andar en su compañía – escribiría un oficial años más tarde – y escuchar sus pláticas, que más bien eran cátedras formidables. Era una universidad ambulante.

Profesor de matemáticas, balística y mecánica analítica en el Colegio Militar, la gran pasión de su vida fue el dominio de la más científica de las armas: la artillería. A su juicio, el disparar un cañón no era la burda conjunción de fuego y destrucción, era la ciencia que encontraba su máxima expresión en un tiro parabólico, liberador de ideas y de sueños.

La Revolución de 1910 lo sorprendió en Europa mientras realizaba estudios de especialización en artillería. Solicitó - sin éxito -, permiso para regresar a México a combatir a los rebeldes. El gobierno porfiriano decidió mantenerlo en el viejo continente, desde donde volvió en 1912, en pleno régimen maderista.

Si Francisco I. Madero veía en todos los hombre su propia capacidad para “amar al prójimo” de ahí su confianza casi ciega, aun a sus enemigos, su relación con este personaje vino a confirmar su fe inquebrantable. Quizá ningún otro personaje de la revolución fuese tan semejante a Madreo en términos de humanismo.

En febrero de 1913 Madero bebió el amargo cáliz de la Decena Trágica, nuestro personaje estuvo cerca de Madero varios días; vieron transcurrir las horas lentamente y se percataron de cómo se escapaba la vida entre sus manos a pesar de la promesa de Huerta. Se conmovió al escuchar el casi imperceptible llanto de Madero, luego de enterarse del brutal asesinato de su hermano Gustavo.

Los últimos instantes de madero marcaron para siempre a nuestro personaje. A partir de 1913 su discurso sería maderista apoyado en las armas pero en caso estrictamente necesario.

Se une al villismo y al ser derrotados por las fuerzas obregonistas en 1915 decidió abandonar el país y marcho a los Estados Unidos, de donde regresaría, a finales de 1918, transformado había decidido cambiar el rugir de los cañones por la voz de la razón.

“Vengo en misión de paz, comenta en 1919. Vengo a buscar la manera de que cese esta lucha salvaje que consume al pueblo Mexicano, unificando en un solo grupo a todos los bandos políticos que existen en la actualidad en el suelo de la república, sin distinción de credos.”

Con la “genial caballerosidad y atención que le caracterizaba”, intentó persuadir a Villa de formar una alianza con viejos revolucionarios que se encontraban en el extranjero perseguidos por Carranza, e incluso con el mismísimo “viejo de la barba florida” - como solía referirse a Carranza. El objetivo común debía ser la paz de la república y la instauración de un régimen democrático, respetuosos de las garantías individuales.

Víctima de una traición, fue capturado por las fuerzas carrancistas y llevado a Chihuahua para ser sometido a juicio sumario, Carranza ya lo había condenado desde 1914 cuando éste sigue a Villa tras el rompimiento revolucionario.

Enterado de su sentencia, dedicó las últimas horas de su vida a su pasión por la lectura. Releyó algunos pasajes de Vida de Jesús de Renán, escribió una breve carta a su adorada Clarita, confiando en que sus hijos, en un futuro no muy lejano, amarían a su patria. Es fusilado y la revolución había devorado a uno de sus mejores hijos.

jueves, 4 de marzo de 2010

Janis Joplin


1943 a 1970


Chica icono de la rebeldía de los 60’s muere de sobredosis en plena juventud, pero deja una huella indeleble en el mundo del rock.

Era común ver a los estudiantes de los 70’s cargando un disco de ella de esos tamaño long play, los recuerdan.

Aquí abajo su última canción grabada a capela, la integraron en su último disco cuando ella ya había muerto.

Ahora no hay pregunta solo información del año en que nos conocimos.